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¿Por qué es importante declarar un Decenio de investigación, rescate y revitalización de los idiomas originarios?

Por: Mario Chávez Léon.

Investigador del CIESAS.

 

Cada lengua tiene una capacidad única de expresar ideas, que a su vez pueden readaptarse y compartirse. El apapachar del náhuatl es tan reconfortante que el español mexicano hizo también suya esta idea.

Jun balumilal banti ya x’och spisil balumilaletik

“Un mundo donde quepan todos los mundos”.

Día de la lengua materna y Decenio de las Lenguas Indígenas

Chikon Mario Chávez León, CIESAS

Ngutse maña ngijeña, kuisenjuña xingiña

“Todos somos uno, ayudémonos”

Ubaldo Pedro Mariscal

“Los idiomas son como los gatos domésticos…

nos hacen creer que están bajo nuestro control y decisión, pero la verdad es que no somos sino sus simples, ingenuos y, en ocasiones, pretenciosos hablantes. Ni más, ni menos”

Leopoldo Valiñas

A continuación, la colaboración del doctor Mario Chávez León:

El EZLN nos ha legado muchas frases históricas en sus muchos años de lucha. Sin duda, unas de las que más siguen resonando hoy en día es la frase en bats’il k’op (tseltal) que encabeza esta nota. Encierra una reflexión sobre la tolerancia, la equidad, el respeto al otro, pero el ser humano guarda un profundo miedo a lo distinto, a las formas y maneras que no conoce, y el miedo provoca violencia, rechazo y discriminación. Contrario a estas manifestaciones del ego, el ser superior mantiene una genuina curiosidad por el mundo y lo que le rodea; espontaneidad y aceptación por las cosas.

En el mundo existen más de 7 mil idiomas, es decir, más de 7 mil culturas, formas diferentes de pensar y comunicarse, de comer, de rezar, de amar y hablar. El acercamiento a cada una de estas formas nos da más conocimientos, más respeto por los otros y diferentes formas de entender nuestra realidad, explicar la naturaleza, entender y transmitir conocimientos. Así, aprender otro idioma siempre abrirá canales de comunicación y hará que lo ajeno se haga cercano, que lo desconocido adquiera sentido y que el miedo se convierta en proximidad.

Este 21 de febrero, como todos los años, se conmemora el Mbi’i rí nagájnuu ndxòò anjgáaló’: 21 ikhaa ngòn’ tiriàjma (“Día Internacional de la Lengua Materna” en Mè’phàà), es decir, el idioma que aprende una persona durante sus primeros años de vida. Pero este año es muy especial para los que nos dedicamos al estudios de los pueblos originarios porque da inicio por parte de la UNESCO el Nichi ndoyo ñe’e nudu chi bea jiñede 2022-2032 (“Decenio Internacional de las Lenguas Indígenas” en Dibaku o cuicateco). ¿Y por qué es importante conmemorar este hecho y declarar un Decenio de investigación, rescate y revitalización de los idiomas originarios? Hay razones de sobra.

Cada lengua tiene una capacidad única de expresar ideas, que a su vez pueden readaptarse y compartirse. El apapachar del náhuatl es tan reconfortante que el español mexicano hizo también suya esta idea. Para otras lenguas es posible comunicarse a grandes distancias a través del chiflido, como sucede en el mazateco silbado, con conversaciones enteras de monte a monte (https://www.facebook.com/watch/?v=1667526229966386).

Otra lengua otomangue, el chinanteco, es una lengua con palabras predominantemente monosilábicas, donde incluso una sola consonante puede constituir una palabra: una m silábica significa “huarache”; más aún, esta lengua permite distinguir palabras por medio de tonos, esto es, que la diferencia en lo agudo o grave con que se pronuncia una palabra puede cambiar su significado. Si se pronuncia una m con tono medio el significado será “huarache”, como mencionamos arriba, mientras que decirla con tono alto (y preaspiración) significa “agua”. En contraste, el totonaco es una lengua que en una palabra puede incorporar una gran cantidad de significados y crear un tren de grafías de 16 sílabas como la palabra i’xkinka:tate:li:xo’honi’ku’tuma:ho’:nampalá:n “estaban queriendo pasar otra vez a pagarnos todo (lo que debían) por eso” (Las lenguas totonaco-tepehuas, David Beck), y así de larga es la deuda del Estado y la Sociedad Mexicana con los Pueblos originarios.

Todas estas maravillas están en riesgo de desaparición. La mitad de las lenguas del planeta son habladas por grupos de menos de 10 mil personas y por ende se encuentran amenazadas, y con ello, la pérdida de la diversidad cultural, de pensamientos, de formas de expresión y de prácticas únicas e irreparables.

Más allá de todo lo expuesto, tal vez la principal razón de conmemorar el 21 de febrero y el Decenio de las lenguas indígenas es que cada persona tiene el derecho de expresarse en la lengua que desee, sin discriminación, con equidad y con los mismos derechos, como claramente lo establece la Ley General de Derechos Lingüísticos (LGDL, Artículo 9) “Es derecho de todo mexicano comunicarse en la lengua de la que sea hablante, sin restricciones en el ámbito público o privado, en forma oral o escrita, en todas sus actividades sociales, económicas, políticas, culturales, religiosas y cualesquiera otras.” Dicha Ley es desconocida en muchos ámbitos y poco implementada en el país, a pesar de postular que todas las lenguas indígenas de México, junto con el español, son lenguas nacionales. Y como tal, en cualquier idioma originario debería haber una adecuada atención pública en términos de justicia, salud y educación.

La LGDL expone a nivel jurídico que “El Estado garantizará el derecho de los pueblos y comunidades indígenas el acceso a la jurisdicción del Estado en la lengua indígena nacional de que sean hablantes. Para garantizar ese derecho, en todos los juicios y procedimientos en que sean parte, individual o colectivamente, se deberán tomar en cuenta sus costumbres y especificidades culturales respetando los preceptos de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos” Artículo 10); sin embargo, hoy en día, miles de indígenas se encuentran en prisión por crímenes no cometidos o por falta de un proceso legal apropiado. (Ver, entre otros, “Encarcelados por no hablar español”, https://elpais.com/mexico/2021-07-16/encarcelados-por-no-hablar-espanol-la-agonia-de-los-indigenas-en-las-prisiones-de-mexico.html o “Indígenas en reclusión” de Regina Martínez, https://ichan.ciesas.edu.mx/indigenas-en-reclusion-un-estudio-exploratorio/.)

La salud y la educación son también temas prioritarios y de derecho básico universal; no obstante, “la población indígena en México tiene actualmente los peores indicadores de salud, así como mayores carencias sociales, comparado con la población no indígena, respecto a, por ejemplo, los servicios básicos en la vivienda, el rezago educativo, el acceso a la seguridad social o a la alimentación.” (Rubén Muñoz, “La salud de los pueblos indígenas”, https://ichan.ciesas.edu.mx/la-salud-de-los-pueblos-indigenas-en-tiempos-de-covid-19-antropoceno-antropodemia-y-estrategias-para-el-sostenimiento-de-la-vida/). Las políticas castellanizantes implementadas por la SEP desde hace alrededor de un siglo fueron desastrosas para la diversidad lingüística del país, pasando de una población en la que más del 50% de los mexicanos hablaban una lengua indígena a la actualidad con sólo un 7% de hablantes de idiomas originarios. Actualmente, es imperante reivindicar el derecho a la educación en lengua materna (https://oei.int/oficinas/secretaria-general/noticias/la-oei-reivindica-el-derecho-a-la-educacion-en-lengua-materna), reflexinar la interculturalidad, crear y recrear programas bilingües y multilingües que de verdad lleguen al aula, capacitación y reubicación de los docentes, y en fin, poner a la educación indígena como una prioridad sustantiva de la agenda nacional.

Dicho todo lo anterior, para los que seguimos con atención el levantamiento del EZLN en los 90’s, participamos en caravanas y marchas, leímos y leemos desplegados y noticias o compartimos los ideales de libre expresión y reconocimiento cultural de los pueblos originarios, los 28 años de lucha de los pueblos chiapanecos siguen vigentes, más que nunca, en el ideario colectivo de los derechos lingüísticos, así como las reflexiones antropológicas, históricas y políticas de este contexto.

La lucha zapatista creo los Acuerdos de San Andrés Larráinzar, inclumplidos al día de hoy, pero que derivaron en la Ley General de Derechos Lingüísticos (2003) ya mencionada (una norma más en un país de leyes, pero no de ley), que obliga a la existencia de un Instituto que vele por los derechos de los pueblos originarios. Y así también surgió el Instituto Nacional de las Lenguas indígenas (INALI, 2005), Instituto que necesita reinvindicarse y fortalecerse, manteniendo su autonomía, igual que el importantísimo Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas (INPI). Estos institutos junto con la Dirección General de Educación indígena (DGEI), tienen la obligación, junto con todo el Estado mexicano, de crear Políticas Lingüísticas serias y planificadas que reviertan el proceso de la pérdida de nuestro patrimonio cultural (consultar Fernando Salmerón en Diversidad Cultural, https://indd.adobe.com/view/21db0dcf-cb85-47b6-a1ca-fb6bc18e087e). Es urgente reconocer, respetar y valorar la autonomía, autodenominación y soberanía de todos los pueblos originarios, sus lenguas y variantes. Resulta imperante que el gobierno de nuestro país haga equipo con la ciencia social, con investigadores, artistas, educadores y activistas que buscamos revertir y revolucionar las condiciones lingüísticas actuales. Necesitamos un gobierno que fortalezca a las Instituciones que velan por los derechos del pueblo, con lo que hago un llamado a dialogar abierta y claramente para construir sin destruir, representar y no suplantar, proponer y no imponer para ejercer el mandar obedeciendo, porque el objetivo es dejar huella sin pisar a nadie.

Cierro el círculo de esta reflexión con el Itonalilwiw nelwatahtolli: sempowal wan se febrero metsin (“Día de la lengua materna” en Nawat), y el Ulajun ja’abil una’atsil t’aano’ob yóok’ol kaab: 2022-2032 (“Decenio Internacional de las Lenguas Indígenas” en Mayat’aan) y cómo estas iniciativas nos recuerdan todo el trabajo que falta por hacer para combatir la inequidad, la crisis ambiental, la inseguridad, la pobreza, salud, justicia y educación de los mexicanos, de las miles de visiones, culturas, idiomas y creencias de los habitantes de este territorio conocido como México.

Más información en Crónica.

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